Bienvenidos a Can & Nos, un espacio que nace del deseo profundo de compartir. Compartir historias reales, cotidianas, bonitas y también complicadas. Compartir aprendizajes, preguntas, errores y momentos inolvidables con los perros que forman parte de mi vida, porque sí, para mí, los perros son familia.
No soy educadora profesional —todavía—, no vengo a darte fórmulas ni soluciones rápidas. Aquí no hay verdades absolutas, ni consejos mágicos. Esto va de contar la vida real con perros, y de cómo tres perros sin raza, jóvenes, adoptados y tan distintos entre sí me cambiaron la vida para siempre.
🖤 Aquiles: el primero, el que rompió todos mis esquemas
Aquiles fue el primero en llegar. Un perro mediano, de color negro, pelo áspero y con los ojos marrones más hermosos que puedas imaginar. Lo adoptamos con casi tres meses, desde una protectora en España. Tenía solo dos meses cuando lo conocimos y desde entonces, no hay día que no aprenda algo a su lado.
Aunque antes había tenido perros en casa, eran “de la familia”, no míos. Aquiles fue mi primer perro como adulta independiente. Me preparé muchísimo: leí libros, hice cursos, vi vídeos, tenía una carpeta mental de lo que había que hacer “bien”. Pero Aquiles me dio un golpe de realidad. No le interesaban la comida ni los juguetes, y mis manuales se quedaron cortos. Él es muy Aquiles, independiente, sensible, único. Con él aprendí que los perros no son robots, que cada uno es un universo y que aprender a convivir con ellos es un camino profundo y personal. Él fue el que me abrió los ojos.
🐕🦺 Lua: emociones en carne viva
Un año después, el 30 de abril, llegó Lua, directamente de la perrera. No sabíamos nada de su pasado. Tenía un año de edad y desde el primer momento parecía que siempre hubiera vivido con nosotros. Cariñosa a más no poder, pero también nerviosa, celosa, muy reactiva con otros perros. Una perra intensa, rota en partes invisibles, llena de contrastes.
Ella y Aquiles se entendieron desde el principio, pero con ella comenzó una nueva “temporada” de esta historia. Fue el inicio de una etapa de muchos retos. Empezamos a estudiar más en profundidad: emociones, etología, medicación, límites, acompañamiento. Lua me enseñó lo que significa realmente vivir con un perro con necesidades especiales, y a cuestionarme todo lo que creía saber. Somos muy parecidas de carácter, y por eso a veces chocamos, pero también nos encontramos de una forma muy profunda. Ella es mi maestra emocional.
⚡ Rayo: el cachorro que me eligió
Y cuando creí que no habría más perros —porque lo de Lua ya era suficiente y la energía de Aquiles era un huracán—, la vida me lanzó un cachorro de solo 2 meses, como un imán directo al alma.
Rayo apareció y no fue una decisión racional. Fue un llamado, algo que me atravesó sin pedir permiso. Lo adoptamos de una familia que no podía (o no quería, la verdad no sabemos bien que pasó) quedarse con los cachorros. Él era simplemente… Rayo. Un ser luminoso. Hoy tiene un año y medio, pesa más de 40 kilos y es una mezcla de torpeza, ternura, bondad y alegría. Él sí es “perro de libro”: le encanta la comida, jugar, entrenar, moverse, es cariñoso, muy sensible, muy miedoso, es un grandulón que no sabe que es grandulón. Me ha hecho disfrutar la cachorrez y la adolescencia canina de una forma que jamás pensé que fuera posible. Con él me río muchísimo. Es un regalo.
Esto no es un manual. Es una historia. La mía. La nuestra.
Si has llegado hasta aquí, te agradezco. Este blog no busca convencerte de nada, ni enseñarte grandes lecciones. Es mi lugar para compartir: lo bueno, lo difícil, lo que aprendo y lo que todavía no entiendo.
Aquí encontrarás historias, reflexiones, ideas sobre nutrición, comportamiento, educación, vínculo humano-perro. Todo contado desde mi experiencia personal, con mis errores, mis aciertos y mucho corazón.
Tal vez algo de lo que diga no te sirva. Y está bien. Cada quien tiene su historia con su(s) perro(s), y todas las formas válidas y respetuosas de convivir merecen contarse.
Gracias por estar aquí.
Bienvenid@ a Can & Nos. Bienvenid@ a mi camino de aprendizaje.
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