
Aquiles, el alma que consuela
Aquel que al dolor llega
como bálsamo en la pena,
con patitas ligeras huye al alba
y en su lealtad se sostiene.
Eres viento y corazón,
alma libre que no se rinde,
un nombre fuerte—sí—pero
con sensibilidad que sorprende.
Eres amigo que todo entrega,
intensidad en todos los sentidos,
leal hasta los huesos,
incomprendido por no encajar.
Como Aquiles homérico,
tu esencia corre sin freno:
libertad, entrega y ternura
conforman tu ser pleno.
Y al recordar a Patroclo,
recuerdas lo que importa:
el vínculo hecho de alma,
la entrega que nunca agota.
Que tu nombre sea fuerte,
pero tu esencia más aún:
que sea refugio, consuelo,
que inspire, alumbre y fluya.
Porque en ti habita la fuerza
de un guerrero sin batalla,
la libertad de un espíritu
que en entrega siempre halla
su valor, su hogar, su llama.
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