
Los 7 consejos que me sirvieron con Aquiles
Cuando Aquiles llegó a nuestra vida, todo cambió. Había leído mucho sobre cachorros, cuidados y educación canina, pero la verdad es que nada se compara con la experiencia real de compartir tu día a día con un perro. Cada decisión que tomamos en sus primeros días fue importante, pero siempre desde la idea de adaptarnos a él y a nuestra pequeña familia.
Y aquí quiero hacer una aclaración: lo que leerás a continuación no son verdades absolutas, son las cosas que a mí me funcionaron con Aquiles. Cada perro es un mundo y cada familia también. Lo que a nosotros nos sirvió puede que a ti no, y viceversa. Por ejemplo, en mi caso a veces mis perros duermen conmigo en la cama, y eso nos funciona; pero entiendo que para otras personas no sea cómodo, ni práctico, o simplemente que algunos perros prefieran sus camas o sofás. Lo importante es que respetemos las necesidades de cada individuo (OJO: también las nuestras, yo estoy empezando a aprender esto, ya que siempre me he dejado de lado) y que cada familia encuentre su propio equilibrio.
Los 7 consejos que me sirvieron con Aquiles
1. Prepararnos para su llegada
Cuando adoptamos a un cachorro, la adaptación inicial es clave. En nuestro caso, pedí el lunes libre en el trabajo, de modo que al recoger a Aquiles un viernes por la tarde, tuvimos cuatro días enteros para ayudarle a aclimatarse.
👉 Por qué importa: Según varios estudios de etología, los primeros días son críticos para el vínculo y para que el perro asocie su nuevo hogar con un lugar seguro. Darle tiempo, compañía y calma facilita que reduzca el estrés del cambio.

2. Su espacio y el sueño compartido
Habíamos preparado un transportín grande sin puerta y una cama cómoda para que Aquiles tuviera su rincón. Sin embargo, desde la primera noche quiso dormir cerca de mí. Al principio su cama estaba junto a la mía, pero con los días él mismo pidió subir a la cama, y como para nosotros no era un problema, lo dejamos.
👉 Por qué importa: Los cachorros buscan proximidad porque necesitan seguridad. La convivencia cercana favorece la liberación de oxitocina (la “hormona del apego”) tanto en el perro como en la persona.

3. La primera visita al veterinario
El lunes fuimos directo al veterinario. Allí nos confirmaron que Aquiles tenía parásitos intestinales y nos dieron medicación. Esa primera revisión fue crucial para empezar con buen pie.
👉 Por qué importa: Los veterinarios recomiendan revisar a todo cachorro adoptado, incluso si parece sano. Esto ayuda a detectar parásitos, problemas de piel, carencias nutricionales o enfermedades silenciosas.

4. Alimentación de calidad: empezar con pienso y pasar a BARF
Desde el inicio quise ofrecerle la dieta BARF, pero me daba miedo no saber formular menús equilibrados. Empezamos con pienso de calidad, ya que quería informarme bien y conseguir un congelador, y tras informarme más, cambiamos a BARF. Desde entonces, Aquiles la disfruta y ha mejorado mucho su energía y su pelaje. Lua y Rayo, al llegar a casa, siempre comieron BARF. Comenzamos con dieta blanda y después dimos el paso. Con ninguno de los 3 he tenido problemas, y mi pareja y yo nos hemos coordinado bien tanto en logística, un congelador (arcón) y una neverita solo para ellos y sus comidas.
👉 Por qué importa: La nutrición es la base de la salud. Te recomiendo hablar con veterinarios especialistas en nutrición natural. Libros como The Forever Dog (Rodney Habib & Karen Shaw Becker) explican cómo la dieta influye en la longevidad y calidad de vida de nuestros perros. Ese es uno de mis libros favoritos, te recomiendo leerlo si te gusta el tema de bienestar.

5. El primer viaje en coche
Fui con él en el asiento trasero, acompañándolo. Se durmió plácidamente. Estaba muy emocionada, ha sido uno de los mejores días de mi vida.
👉 Por qué importa: la primera experiencia con el coche puede marcar la relación futura con los viajes.

6. Los primeros días de trabajo
Durante las primeras semanas, Aquiles iba con mi pareja a su trabajo. Dormía casi toda la jornada en su transportín con la puerta abierta, con pausas al mediodía para pasear. Allí convivía con gallinas y gatos, sin mostrar conductas de caza.
👉 Por qué importa: La socialización temprana es vital, pero debe ser positiva y controlada. Como recuerda Turid Rugaas en El lenguaje de los perros, forzar interacciones puede ser contraproducente.

7. Aprender a quedarse solo
Cuando ya no pudo ir al trabajo, yo iba a casa al mediodía a verlo y sacarlo de casa para hacer un pis y dar un pequeño paseo. Para los ratos solo, le dejábamos juguetes interactivos, kongs y teníamos una cámara para observarlo y asegurarnos que estuviera bien. Nunca fue un cachorro destructor, salvo alguna caja de cartón que solíamos usar para juegos de olfato. Por las tardes ibamos a un río cerca de casa a pasear, jugar y pasarla bien. Eran paseos de alta calidad para Aquiles y para mi, ya que podíamos tener espacios de ir con correa y arnés gestionando estímulos del pueblo como otra gente, perros, ovejas, cabras, etc., y después espacios seguros donde podía pasear suelto, sin peligros para él ni para los demás.
👉 Por qué importa: Aprender a estar solo sin ansiedad es un proceso que debe entrenarse poco a poco. Darles enriquecimiento ambiental reduce el estrés y fomenta el bienestar. Los paseos también influyen mucho. Mi preocupación era que vivíamos en un pueblo y Aquiles tenía pocos estímulos comparado con una ciudad, pero ahora de adulto lo veo gestionar y creo que fue lo mejor. Lua y Rayo no pudieron vivir esto, ellos son también sensibles y nerviosos, y están expuestos a más ruidos, gente en paseos, etc., y se desbordan más fácil y rápido que Aquiles, porque con ellos fue muy difícil poder gestionar espacios en los paseos (por ejemplo).

BONUS: Ser su voz cuando otros no lo entienden
Aquiles era (¡y es!) adorable, pero también miedoso e inseguro, y no le gusta NADA que desconocidos lo toquen, tampoco los movimientos bruscos. Aunque la gente se molestara, yo decía: “Lo siento, no puedes tocarlo”. Con el tiempo comprendí que poner límites fue lo mejor que pude hacer por él. Después Aquiles se acerca a las personas y les pide cariño, explicarle esto a las personas con quienes convivimos ha sido clave, nadie puso reparo, al contrario todos se mostraban emocionados cuando Aquiles era quien llegaba a pedirles cariño o juego.
👉 Por qué importa: Los perros, como nosotros, tienen derecho a decir “no”. Patricia McConnell, en sus libros insiste en reconocer la personalidad de cada individuo, y no imponer lo que a los humanos nos parece “normal”, y es algo que me ha cambiado la vida.

Conclusión
Estos fueron los 7 consejos que me sirvieron a mí con Aquiles, pero quiero recalcar algo: cada perro es diferente y cada familia también. No hay verdades absolutas ni reglas universales. Lo que a mí me funcionó puede que no sea lo mejor para ti, y lo que a ti te funcione puede que a mí no.
Lo importante es observar, escuchar y respetar a tu perro. Si duerme contigo en la cama o no, si prefiere socializar con otros perros o estar más tranquilo, si disfruta de largas caminatas o de juegos cortos en casa… cada decisión debe adaptarse a su carácter y al de tu familia.
De niña, yo quería que los perros durmieran conmigo sí o sí, pero mis perros preferían su cama o el sofá. Y aprendí que ellos también podían elegir, que no todo giraba en torno a lo que yo quería. Esa lección me acompaña hasta hoy: amar a un perro es respetar lo que lo hace feliz, aunque sea distinto de lo que imaginábamos.
Gracias por leerme
Ya puedes seguirnos también en Instagram: @can_y_nos

Deja un comentario